domingo, 26 de junio de 2011

LA MAR DULCE O LAGO DE NICARAGUA.

LA MAR DULCE O LAGO DE NICARAGUA.: "El lago de :yikes: :no: :up: :yes:  



Nicaragua es el accidente geográfico más notable del istmo centroamericano. Representa a su vez el lago tropical más amplio del continente americano, con una extensión superficial de 8,264 km2.

Su posición en medio del angosto istmo, a sólo 18 km del Océano Pacífico, del cual lo separan tierras muy bajas y por el otro extremo descargando sus aguas en el mar Caribe por medio del caudaloso río San Juan, le ha conferido un valor estratégico como ruta posible de comunicación interoceánica, desde el mismo momento de su descubrimiento por los conquistadores españoles en 1523, condición que llegó a constituirse en un elemento determinante en el devenir histórico de Nicaragua y del resto de Centroamérica.

Este lago, junto con su gemelo el Lago de Managua, ocupa el fondo de una alargada depresión geológica que como antigua comunicación marina unía al Caribe con el Pacífico. Al surgir el istmo centroamericano y comunicar las dos masas continentales del norte y del sur, el pasaje marino se redujo a un golfo caribeño y después se cerró dejando entrampados a los lagos en el interior del istmo.

La dulcificación paulatina del lago permitió la evolución de una rica ictiofauna tropical. En la actualidad se han descrito 46 especies de peces dulce-acuícolas, agrupadas en 15 familias diversas que procedentes de Norte y Suramérica han poblado sus aguas, entre ellas el primitivo gaspar Atractosteus tropicus, además de cuatro especies que son endémicas a los lagos de Nicaragua. También se encuentran en el lago, como rarezas ictiológicas, ciertas especies marinas que se adaptaron a las condiciones lacustres, como el tiburón toro, Carcharhinus leucas var. nicaragüensis; dos especies de pejesierras (Pristis pectinatus y P. Perotteti); el tarpón o sábalo real (Megalops atlanticus) y algunas especies eurihalinas como el róbalo (Centropomus undecimalis) y el roncador (Pomadasys grandis). En resumen, el lago de Nicaragua, tanto por su extensión como su condición tropical, posee la mayor riqueza de especies de agua dulce que se pueda encontrar en cualquiera de los ambientes lacustres entre el Ártico y la Tierra del Fuego.

Adicionalmente el Lago contiene dos importantes islas, Ometepe y Zapatera, donde se ha descubierto la mayor riqueza arqueológica del país, además de tres archipiélagos: Solentiname, Nancital y Las Isletas. Este último archipiélago conforma un entorno tropical paradisíaco con más de 300 islotes. Por otra parte, el Volcán Mombacho que se levanta en sus orillas y los volcanes Concepción y Maderas, en la Isla de Ometepe, agregan mayores valores escénicos y turísticos a los que ya posee el lago.

Las culturas indígenas Chorotegas y Nicaraos, descendientes y emigrantes de los antiguos Toltecas, prosperaron alrededor de los grandes lagos de Nicaragua y poblaron sus islas de monumentos ceremoniales, estatuas de piedra labrada y gran variedad de cerámica precolombina. Llamaron Cocibolca y Xolotlán (Quetzalcóatl y Xolotl, los dos gemelos míticos del culto tolteca) a los lagos de Nicaragua y Managua respectivamente.

En 1523 el conquistador Gil González de Avila fue el primer europeo en avistar y admirar la grandiosidad del lago y la impetuosidad de sus olas. Creyéndolo mar lo llamó Mar Dulce. Un año después otro conquistador, Francisco Hernández de Córdoba, fundó a orillas de ambos lagos las primeras ciudades españolas asentadas en el continente americano: León y Granada. Esta última población ha sobrevivido hasta el presente y se la considera como el más antiguo establecimiento europeo en tierra firme que aún se encuentra en el mismo sitio de su fundación original.

Los españoles exploraron el confín del lago y en 1539 descubrieron su salida al Mar Caribe por medio del Río San Juan. Pronto Granada se convirtió en un próspero puerto interior con acceso al mar y a otras ciudades españolas ubicadas en la periferia del Caribe. El principal comercio de Centroamérica fluyó por esta vía por los siguientes dos siglos, lo cual atrajo la atención de los piratas que en tres ocasiones remontaron el río, cruzaron el lago y asaltaron sorpresivamente la ciudad de Granada.

La enemistad entre España e Inglaterra en el siglo XVIII también condujo a excusiones armadas por el Río San Juan, con la intención de apoderarse del lago y del estrecho istmo que lo separaba del Pacífico y asegurar a Inglaterra una más directa ruta comercial hacia las islas del Pacífico. En 1780 el Almirantazgo Británico intentó romper por el cuello de Nicaragua el extenso poderío colonial que España ejercía sobre sus colonias, desde México hasta las provincias del Plata. En esta fallida intentona
participó el entonces novel alférez Horace Nelson, futuro héroe de Trafalgar.

El Lago de Nicaragua volvió a ser puesto en la escena internacional a mediados del siglo XIX, cuando fuera navegado por vapores que conducían a miles de buscadores de oro rumbo a California. También atrajo al aventurero norteamericano William Walker y su banda de filibusteros armados. Estos se apoderaron del país, interesados en beneficiarse del lucrativo comercio por esta vía de tránsito interoceánico, lo cual condujo a una guerra donde participaron todos los gobiernos del istmo hasta expulsar al invasor.

La estratégica posición del Lago de Nicaragua, para facilitar el paso entre dos mares, siguió dominando la historia y política de Nicaragua durante el resto del siglo antepasado, cuando el gobierno de los Estados Unidos realizó los primeros estudios para construir un canal interoceánico, utilizar el Río San Juan, navegar por el lago y cortar de un tajo el angosto istmo de Rivas, decisión que finalmente fue abandonada en favor de la ruta por Panamá.

Varios diplomáticos, exploradores y científicos se cuentan entre los personajes que navegaron por el Lago de Nicaragua en el siglo XIX. Entre ellos figuran los viajeros y diplomáticos norteamericanos John L. Stephens y Ephraim G. Squier, el patriota italiano Giusepe Garibaldi, el científico austríaco Carl Scherzer, el geógrafo francés Pablo Levy, el naturalista inglés Thomas Belt, al arqueólogo sueco Carl Bovalius, el explorador polar Robert E. Peary, así como hombres de letras como el novelista Mark Twain y el celebrado poeta nicaragüense Rubén Darío, considerado como la figura cultural más relevante de Centroamérica, quien innovó las letras castellanas con independencia y modernidad, logrando abrir las puertas de Nicaragua al conocimiento del mundo, lo que no pudieron hacer conquistadores, aventureros, próceres y políticos en los cuatro siglos anteriores.

En la actualidad, el gobierno de Nicaragua ha resucitado la vieja aspiración histórica de conservar el lago y sus ventajas ístmicas para abrir una moderna ruta canalera para bien de los nicaragüenses y del comercio internacional.

Por sus singularidades geográficas e interesante rol histórico el gran Lago de Nicaragua debería ser considerado como un Patrimonio Mundial de la Humanidad.
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LIC:RENE DAVILA / 25060011"