TRAVESÍA POR EL RIÓ SAN JUAN DE NICARAGUA.: "
Los 3,500 kilómetros cuadrados de selva que bordea la margen izquierda del Río San Juan preceden la exuberante y salvaje vida de este sitio, que desborda sus aguas en la bahía de San Juan de Nicaragua y en la costa de Harbor Head.
En este sitio concluyó la travesía de una semana realizada por expertos de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Sostenible (Fundenic), encabezada por el científico Jaime Incer Barquero, Presidente de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua, que responde a una serie de interrogantes geográficas, históricas y ecológicas del Río San Juan, El Delta, La Bahía y la Laguna Harbor Head.
El recorrido inició con una serie de encuentros informativos con pobladores de San Carlos, El Castillo, Boca de Sábalos y San Juan de Nicaragua. En estos poblados, alcaldes, delegados de Gobierno, líderes comarcales y pobladores fueron informados acerca de las pretensiones que tiene el Gobierno de Costa Rica sobre unos 2 kilómetros cuadrados de territorio nicaragüense, y de cómo Nicaragua es dueño absoluto tanto de las aguas del Río San Juan como de sus zonas limítrofes que llegan hasta la margen derecha de Harbor Head frente al Mar Caribe.
A las 7: 40 de la mañana del primer día abordamos “La Ñoca” y “Gigante”, dos lanchas que nos trasladaron desde El Castillo hasta la Bahía de San Juan de Nicaragua, antes llamada “Greytown”. Luego de 15 minutos, observamos el primer mojón situado en la margen derecha del río, cuya ribera en adelante sirve de frontera entre Nicaragua y Costa Rica.
La primera parada fue Bartola, donde se inicia la reserva “Indio Maíz”, parte del sistema de Áreas Protegidas Para la Paz (Siapaz). En este sitio el contraste es dantesco, y resulta triste ver que mientras la naturaleza habla el género humano no escucha. Es la realidad de la ribera de Costa Rica, donde se observan trochas, socavones y ganado, mientras que en la margen nicaragüense se aprecia el verdor forestal resguardado por el Ejército Nicaragüense y guardabosques del Marena.
“La zona alberga unas 350 especies de aves y otras 500 especies de los otros vertebrados, además de otra cantidad aún no descubierta”, asegura Roberto Araquistain, Viceministro del Marena, quien formó parte del grupo de visita.
Los estragos que provoca Costa Rica
Al pasar los raudales “El Diablo” y “Machuca”, los cocodrilos en la ribera develan lo fascinante de este sitio. Avistamos el sitio Boca San Carlos, donde un río tico con ese nombre se une al San Juan. En este sitio también existe un puesto del Marena integrado por soldados nicaragüenses y guardaparques. Ahí son evidentes los estragos que en los últimos 40 años ha causado el arrastre de lodo y arena que recibe el San Juan de parte de ríos costarricenses.
“Están viendo un playón formado por arena y lodo procedentes de la cordillera volcánica de Costa Rica, cuya sedimentación severa está ahogando el curso del río”, señala Incer Barquero, quien tras otros 30 minutos avista el río Sarapiquí, que también trae sedimentos y contaminantes del norte del país vecino.
Al llegar al propio Delta del Río San Juan, donde da inicio el ramal del río Colorado, que además de llevarse la mayor parte de las aguas de la cuenca nicaragüense a territorio tico, deja una estela palpable; arenas volcánicas y lodos que causan sedimentación severa. A partir de ahí agoniza el San Juan y sus habitantes o usuarios sufren las consecuencias, pues en ese punto empiezan los 42 kilómetros en los que hay sitios imposibles de navegar en verano.
“Acá es Punta Petaca, donde se inicia el dragado del río removiendo los grandes bancos de arena depositados en el lecho del río, valiéndose de las dragas”, dice Incer, quien se muestra sorprendido por la poca profundidad del río antes del inicio del Delta, pues a pesar de sus 480 metros de ancho, su profundidad no sobrepasa 1.5 metros.
“Antes de 1858 --según mapas de la época-- en este sitio del San Juan alcanzaba 5oo a 6oo metros de su anchura actual, pero al pasar de los años esta anchura se ha ido cerrando y el caudal principal se ha dirigido al ramal del Colorado. Por tanto es urgente que las aguas soberanas del Río San Juan sean dragadas, tal como lo mandata la sentencia del Tribunal Internacional de La Haya emitida en julio de 2009”, añade el científico.
En la salida del río se extiende una barra de “arenas negras” que impide el acceso al mar abierto donde se encuentra el primer mojón llamado “Punta de Castilla”.
“Esta barra de arena hace 150 años tenía una entrada amplia por donde entraban grandes vapores del empresario Cornelius Vanderbilt, durante la época de la fiebre de oro de California que anclaban en el antiguo puerto de “Greytown”, explica el asesor presidencial en Asuntos Ambientales.
En esa época -- según Incer-- la bahía era más grande y profunda y la conformaban Greytown Harbor y Harbor Head como una sola laguna, antes que estas fueran separadas por los sedimentos del Río San Juan, por lo que es importante tener en cuenta que esa gran bahía fue el puerto de entrada y salida de Nicaragua por 400 años y ha sido desde entonces parte del territorio nicaragüense”
Al llegar a la laguna de Harbor Head por uno de los 3 caños que la hacen accesible, el paisaje es impresionante, por las aguas cristalinas, el denso bosque que la rodea y las numerosas especies que hacen de este sitio un santuario, donde el rito de la naturaleza se hace eco.
La orilla derecha de la laguna forma parte de la frontera y continúa hasta el primer caño que la comunica con el cauce principal del Río San Juan, según lo establecido por los laudos Cleveland Alexander. Se nota el caño recientemente despejado que sirve de verdadera frontera de ambos países, quedando del lado de Nicaragua la entera superficie de dicha laguna.
Incer dice que la frontera no coincide con la actual desembocadura del río en la bahía, sino es aquella definida por los tratados y laudos del siglo XIX. En otras palabras el curso de los ríos puede cambiar con el paso del tiempo pero no los trazos fronterizos.
“Tanto la Bahía de Grey-town como Harbor Head están íntegramente incorporados al territorio nicaragüense, geográfica e históricamente”, concluye Incer."
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